Después de leer tantas noticias, y escuchar diferentes historias relacionadas con lo que sucedió el día 25 de agosto de 2011, un día que se recordara siempre en la historia de Monterrey y de México, he pensando en muchas cosas.
Como la vida pasa tan rápido. Puede pasar como una estrella fugaz, que solo pasa y puedes ver su brillo por una temporada, o puede quedarse como una estrella que se convirtió en un enano, que a pesar de que ya murió, sigue irradiando luz. Pienso en toda la gente que falleció en el casino y pienso en sus vidas. Definitivamente, ellos serán estrellas que su luz siempre brillara, no solo en los corazones de sus seres queridos, sino también en los corazones de todos los regiomontanos que con tristeza, vimos desde fuera como las llamas consumían su vida. Pero las llamas nunca consumirán el recuerdo de ellos. Podemos recordar el dolor que sufrieron, pensar en los últimos minutos de vida que vivieron, pero, ¿por qué no pensar en lo que fueron, lo que vivieron, lo que hicieron? ¿Nos interesa conocer verdaderamente lo que hay detrás de esas personas, o solo nos vamos a quedar con los números, como siempre? Yo quiero conocer sus vidas. Quiero recordarlas, y saber que sus vidas fueron arrancadas de este mundo por causa de injusticias y odios. Nunca me quiero olvidar de ellos. Quiero que sean estrellas en mi vida, que me ilumine para recordar que solo en un mundo donde hay amor y no odio, no pasaran estas cosas, y para recordarme las consecuencias de nuestros actos: la mediocridad, la pereza, la falta de acción, y muchas otras cosas más que fueron las causantes de un problema que detono otros problemas, hasta llegar a este. Unas estrellas que tienen que recordarnos que la vida de una persona vale más que todo el dinero, todo el poder, y todo lo que reina en el corazón de estos hombres. Yo quiero marcar este día, 25 de agosto de 2011, como un día en que nacieron unas estrellas en el cielo que nos llaman a ser mejores mexicanos, y a LUCHAR por nuestro país. Cada día de este mes, todos los años, hechare un vistazo al cielo y los recordare. A cada uno de ellos. A cada uno de mis hermanos y hermanas que han perdido la vida en esta guerra, en que los enemigos son de nuestra propia gente. Y espero que en esos años, la vida sea diferente, y el México de mi niñez y de parte de mi juventud este de regreso.
Yo no seré política, maestra, algún letrado o un gran empresario que arraste masas. Pero si soy una simple mexicana que, como la gran mayoría, solo quiero vivir en un país mejor. ¿Es mucho pedir? Al parecer si lo es, pero en realidad no lo es. Pero ya estoy harta de pedir. Ya lo voy a buscar yo. Yo voy a buscar hacer de mi país un país mejor. Y aunque sea algo mínimo, espero que como los problemas que detonaron otros problemas, estas acciones detonen otras acciones. No queramos empezar con lo grande. Empecemos con los ciclos naturales. Que nazca el proyecto, que vaya creciendo, que vaya madurando, le de vida a otros proyectos, y termine, pero siempre sabiendo que dejo un legado. Yo quiero dejarle un legado a mis hijos y a mis nietos, pero si no hago nada, voy a terminar por dejarles un México muerto, acribillado por mi mediocridad. Yo quiero darle un México vivo, como el que yo conocí. Quiero darle al verdadero México, al que esta lleno de vida.
Amo a mi país, y nunca lo dejare de amar. Lo que hagan otras personas nunca lograran que mi amor por mi país disminuya. Al contrario, lo hará más grande. México, en tus tierras nací y me forme, de ti aprendí tanto. No te voy a abandonar. Siempre estaré contigo, en las buenas y en las malas. Gracias por existir. No voy a dejar que mueras. Te voy a dar vida, viviendo la vida que aprendí a vivir en ti. No pierdo la esperanza, ni la fe, ni el amor. México, creo en ti. México, vamos a salir adelante. México, te amo.
Dios bendiga a las familias de las víctimas y que a todos los caídos los tenga en Su Santa Gloria.
Orgullosamente mexicana,
Marianela Camelo Mendoza
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